sábado, 5 de abril de 2008

ENTREVISTA CON EL HIJO DEL CHE


«BOLIVIA SIEMPRE FUE LO MÁS IMPORTANTE»


Camilo Guevara March llegó a Bolivia por primera vez a sus 44 años. Estuvo en el lugar donde ejecutaron a su padre. Habla sobre lo que significa este país para su familia. Confía en la gestión del “compañero presidente Morales” y califica de valientes sus medidas. Se pregunta por qué hay pobreza en un país tan rico




Darwin Pinto


Queridos Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto: Si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre ustedes. Casi no se acordarán de mí y los más chiquitos no recordarán nada...Eso dice la carta de despedida del Che a sus hijos antes de dejar Cuba en la aventura revolucionaria que lo traería a Bolivia en 1966. Es cierto, sus hijos casi no se acuerdan de su rostro o de su voz, o sus gestos, o sus terrores de hombre asmático, pero sí lo recuerdan por la leyenda que dejó tras de sí en las montañas y selvas de América Latina y África, escenarios de sus luchas guerrilleras.EL DEBER contactó a Camilo Guevara, el mayor de los hijos varones del guerrilero, para hablar sobre esos temas.“Te contestaré sólo lo que considero pueda ser interesante o útil a tus lectores. Intentaré que quede clara mi visión, que es la de un cubano más, para saldar una deuda con la prensa boliviana”, dice Camilo, desde el Centro de Estudios Che Guevara en La Habana, Cuba, patria que le dejó como única herencia su papá Ernesto.


Camilo estuvo en La Higuera el pasado 14 de junio, cuando su padre estaría cumpliendo 78 años, pero casi no habló con la prensa por esa vieja máxima familiar de que “los hijos del Che, deben dar ejemplo de humildad”, y un bajo perfil también es sinónimo de humildad. Ahora, cuando ya pasó la conmoción de llegar por primera vez a la tierra donde murió su padre y nació la leyenda (negra o rosa según se quiera), Camilo habla.


-¿Qué ha significado Bolivia para la viuda y los hijos del Che Guevara?

-Bolivia ha sido un importante hito en mi familia. Siempre nos ha preocupado el destino de los pueblos de América, pero nos incumbe más el de esta nación. Es lógico porque, como sabes, allí murieron combatiendo por un proyecto hermosísimo un grupo de compañeros, entre los que se encontraba mi padre. Ellos anhelaban liberar al continente del yugo imperialista y encaminar nuestras repúblicas con la participación de sus pueblos hacia un futuro mejor. Por ello, puedes imaginar la alegría que nos embarga cuando el flamante Gobierno boliviano de forma valiente y responsable toma una serie de medidas que harán de Bolivia un país dueño de sus recursos y estarán en condiciones de forjar, sobre todo para las mayorías pobres, un mañana distinto, próspero y armonioso, negado en más de 500 años por los explotadores.


-¿Cómo crees que será el gobierno del presidente Morales?

-Estoy convencido que las intenciones del gobierno de Evo es acabar con el estado de cosas que hasta hoy ha venido imperando en América Latina. Ese embudo que desangra nuestras economías en beneficio de los países ricos, y que en Bolivia, como en otras naciones vecinas, esa enajenante injusticia se hacía cada vez más evidente. No podemos explicarnos cómo en un país de infinitas abundancias como Bolivia, pueden carecer tal número de personas de lo más elemental. No soy ingenuo y conozco el discurso del capitalismo.Lo que más me asombra es que quienes lapidan nuestros recursos nos subestiman a tal punto que ni siquiera ven la necesidad de darnos algunas migajas para calmar la posible revolución. Su miopía nos hace ver las cosas mucho más claras y nos obliga a luchar duro para obtener lo que por derecho es nuestro.


-¿Qué pensabas cuando estabas llegando a Bolivia?

- Siempre tuve el deseo de visitar Bolivia. Sabía que sería doloroso, pero igual tenía una gran curiosidad por conocer aquellos lugares que fueron testigos de los últimos días de la vida de mi padre. Sentía curiosidad por conocer a su gente, calles, arquitectura, cultura, etc. Soy de los que sueñan con ver un día a la América, unida desde el Río Bravo (frontera de México-Estados Unidos) hasta la Patagonia. Así que, todas sus tierras, ríos y mares son importantes y me gustaría recorrerlos.


-¿Cómo decidiste venir a Bolivia?

-Me invitaron a la celebración del cumpleaños de mi padre en La Higuera. Sabía que participaría el compañero Presidente (Evo Morales) y parte del gobierno boliviano, nuestra embajada, y la venezolana, los médicos cubanos que prestan sus servicios al pueblo boliviano, y los alfabetizados que recién acababan de aprender a leer y escribir. Todo ello era motivo de el regocijo y un hermoso homenaje al Che con hechos.


-¿Cómo creías que sería tu encuentro con Bolivia?

-Yo había imaginado que si un día se daba la posibilidad de cumplir con este deseo (venir a Bolivia) sería de forma muy íntima, no pública. Las cosas no se dieron así, pero lo importante es que estuve en La Higuera y en Vallegrande y pude brindar mi propio tributo a mi padre, el revolucionario que más admiro y a sus compañeros.


-¿Qué sentiste en La Higuera?

-La historia tiene cosas muy curiosas. En una escuela se forjan ideas, no se mata a gente (por la escuelita de La Higuera), por tanto resulta paradójico que allí asesinaran a uno de los hombres más brillantes de su época. Casi 39 años después, ahí se abre un punto médico y se le entrega un reconocimiento a 15 personas que han sido alfabetizadas, quizás como anuncio de los nuevos tiempos y constancia de que la vida de aquellos revolucionarios no se perdió en vano y que regresan hechos millones, dispuestos a serles útiles a Bolivia y a la humanidad entera.



Perfil: Con un mito en la sangre

Abogado, ex estudiante en la Unión Soviética, miembro del ministerio cubano de Pesca en los años 90 y actual director del Centro de Estudios Che Guevara en Cuba, el mayor de los varones Guevara March, habla ruso y es aficionado a la fotografía. El segundo varón, Ernesto, el menor de los cinco hijos del guerrillero, era parte de las fuerzas especiales cubanas, pero el excesivo cuidado por ser “el hijo del Che”, acabó por cansarlo y dejó la milicia. Sus hermanas son Hilda, Aleida y Celia. Su madre, Aleida March, les ha inculcado como máxima de vida la humildad y la solidaridad. Camilo tenía cinco años cuando su padre fue ejecutado en una escuelita de La Higuera el 9 de octubre de 1967. El 14 de junio pasado, a sus 44 años, llegó por primera vez a ese lugar. Era el día en que su padre hubiera cumplido 78 años. Camilo es padre de una niña.

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