lunes, 7 de abril de 2008

UN ESTETICISTA DEL HORROR


LA MÁSCARA ROJA DE EDGAR ALLAN POE


Mañana se cumple el 158 aniversario de la muerte de quien es considerado el padre de la literatura policial y de ciencia ficción. Le dio vida a uno de los primeros géneros nacidos en el nuevo mundo y que influenció en Europa a personajes como Baudelaire, Stevenson y Connan Doyle, entre otros autores


Darwin Pinto
Ya la muerte roja y su pestilente máscara de exterminio penetró con engaños en el palacio de la felicidad y congeló en una mueca de terror la alegría de sus habitantes, que se creían a salvo de la peste detrás de esos muros, no tan impenetrables. Ya Montresor se vengó de Fortunato confinándolo vivo detrás de una pared de ladrillos en lo más hondo de las catacumbas donde se añejan vinos amontillados y huesos humanos.

Auguste Dupin develó el misterio de los asesinatos de la calle Morgue, el corazón delator acusó al culpable del crimen del anciano de mirada enloquecedora, el gato negro gritó como un ser humano para denunciar lo innombrable y el cuervo graznó otra vez ese maldito y definitivo: Nunca más. Ya ha ocurrido todo eso cuando Edgar Allan Poe despierta del delirium tremens en un hospital de Baltimore, levanta su puño amenazante y saca un grito desgarrado con lo último de sus fuerzas: Que Dios se apiade de mi pobre alma. Cae fulminado por fin, la vida deja de apuñalarlo por dentro y la muerte, obsesión a la que le dedicó casi toda de su obra, se torna en una heroína liberadora para un hombre que nunca fue feliz. Antes de ser encontrado moribundo en una zanja, vestido con ropas de niño; antes de ser hospitalizado en ese hospital de Baltimore, antes de la crisis final de delirium, él ha sido echado a patadas de las cantinas donde ya nadie quiere fiarle vino.

La gente ya no tiembla ante su poema El cuervo y en vez de monedas le lanzan tomates y cosas peores. Sin hogar, sin familia, sin amor, adicto al láudano y al alcohol, se pasa las noches llorando sobre la tumba de su prima-esposa Mary Claim. La tragedia de su vida empezó desde su nacimiento, cuando fue abandonado por su padre irlandés, David Poe.

A los tres años quedó huérfano de madre (Elizabeth Arnold, una triste comediante inglesa muerta de tuberculosis) y sus dos hermanos fueron repartidos entre otras familias como animales (ambos murieron siendo niños). Mal querido por su tutor John Allen, se hizo adicto al juego, al alcohol, al láudano y se convirtió en un autor tan genial (creó los géneros del relato policial y la ciencia ficción), que en su tiempo pasó desapercibido. Pese a eso, Allan Poe nunca sabrá que él, el hombre que jamás se sintió amado, será adorado por millones tras su muerte. La canción de Bob Dylan Just Like Tom Thumb's Blues está basada en la calle Morgue. En la portada del disco Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de The Beatles, uno de los personajes allí reflejado es Poe.

El grupo Alan Parsons Project realizó canciones dedicadas a Poe en su disco Tales of Mystery and Imagination, con colaboraciones de Orson Welles. En 1981, Iron Maiden, realizó la canción Los asesinatos de la calle Morgue (en su disco Killers), Gustavo Cerati (Soda Stereo) compuso el tema Corazón delator, y Tim Burton le rindió homenaje en su cortometraje Vincent.Sobre el género policiaco creado por Poe, tres escritores nacionales opinan. “Ha sido históricamente maltratado, aunque se lo está reivindicando”, dice Wilmer Urello, Premio Nacional de Novela 2007 con Los fantasmas asesinos, una historia policial. “El género goza de buena salud”, afirma Gonzalo Lema (ganador en 1998 del mismo premio), que en la misma corriente ha escrito las obras Un hombre sentimental y Dime contra quién disparo. Ramón Rocha Monroy (premio 2004), autor de la obra Ladies Night, dice que lo mejor del género es la fuerte tensión que causa en el lector. Mañana se cumplen 158 años de la muerte de Poe y el extraño de siempre (dicen que es una sombra en la noche) le dejará sobre la tumba la acostumbrada rosa roja al más desdichado y genial de los narradores estadounidenses.

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